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Reflexiones sobre la mejor profesión del planeta

PERIODISMO

La profesión

Quienes ejercemos esta profesión aún nos encontramos en medio de una larga transición entre una y otra forma de difundir noticias de manera profesional. Para muchos, todo se inició con este milenio. Para otros, de los cuales me siento parte, la transformación comenzó mucho antes, cuando las viejas máquinas de escribir fueron dando paso a las computadoras. Desde entonces hemos pasado  por una verdadera revolución tecnológica que para el periodismo parece gigantesca. Pero no lo es, que conste.

 

Pese a la incontenible avalancha de la era digital, la esencia de esta profesión es la misma, al igual que la metodología que permite su ejercicio y los códigos éticos que diferencian a un profesional de alguien que no lo sea.

 

El secreto de que esas consecuencias no terminen con los viejos periodistas que buscan sobrevivir  en medio de esa vorágine y los nuevos periodistas que nacen sin comprender a que mundo profesional pertenecen, pasan, inevitablemente, por la capacidad de convivir con las dos realidades hasta transformarlas en una sola.

 

Y para eso, también se necesita de metodologías, aprendizajes, experiencias y  por sobre todas las cosas, humildad. El periodista aprende durante todos los días de su vida, mientras se reconstruye, descubre, crea y transforma cada pequeño acontecimiento en una obra maestra.

De eso se trata.

Su ejercicio

Dentro de las diferentes categorías en que hoy se divide el periodismo como tal, la información deportiva es la de mayor crecimiento. Ese período de éxito sin precedentes ocurre por diversas razones, pero la más importante es la irrupción de la tecnología digital en el mundo de las comunicaciones. Internet transformó la manera de informar y en el campo deportivo, cambió definitivamente el estilo de opinar y analizar los sucesos. El primer cambio en el mensaje fue la reacción inmediata. Los periodistas debieron afrontar el desafío de escribir más veces en menos tiempo y ello, en realidad, provocó la señalada aparición de una nueva narrativa.

Antiguamente, los editorialistas o los cronistas, le daban más importancia a la forma y al respeto del estilo que a la diversidad del contenido. Fue el largo reinado de la temática lineal. La magia consistía en apelar al archivo de la memoria cuando los plazos apremiaban. La crónica sobre lo ocurrido el fin de semana, por ejemplo, que debía publicarse en el suplemento deportivo del lunes o el tedioso trabajo de recolección de datos en vetustos archivos de papel, antes de componer la nota de análisis o el enfoque sobre algún aspecto de la realidad deportiva intemporal que, con suerte, nos publicarían una semana después.

La tecnología sepultó para siempre ese escenario. Internet no solo amplió las ventanas en donde mostrar opiniones, también aumentó las exigencias: más velocidad y más datos. Se incrementaron también las herramientas de redacción y ello determinó la fusión de estilos. Por consecuencia, nació un nuevo tipo de columnista: el escritor deportivo.

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